jueves, 26 de junio de 2014

VIDAS PARALELAS


La vida, definitivamente, es prosa, no es verso. Por eso la poesía, de alguna manera, no está dentro de la vida. ¿Os imagináis recoger todos los momentos más intensos de una vida y recopilarlos en un libro? Sería desbordante, no podríamos asimilar su lectura en unas semanas o en unos meses, tendríamos que ir leyéndolo durante años. Así es un buen poemario, ése que resiste todo nuestro tiempo de lectores.


Haced la prueba cuando queráis. La novela no resiste tanto, porque no es esencial, es global y normal. Es vital. Solamente aquellos párrafos de una buena novela que están escritos en un momento de reflexión épico-lírica nos parecen finalmente salvables, trascendentales, perennes. La poesía se nos escapa de las manos, tiene afán —diría incluso que orgullo— de infinitud.

sábado, 21 de junio de 2014

OFICIO


Hace más de una década que trato de escribir poesía sin tener en cuenta las bases de los certámenes literarios, ciertas condiciones que con veinte años me inquietaban: ¿debería quitar este poema si lo presento al Adonáis? ¿Al jurado de este premio le interesarán más versos con mucha droga y rock & roll de alto voltaje? ¿Me invento un perfil, tan en boga, de universitaria cosmopolita, políglota y desinhibida sexualmente, y con suerte provoco a algún gestor cultural salido o caigo de pie en alguna editorial moderna?
La cabeza desordenada, la insatisfacción de lo escrito. Pasar los minutos pensando en la idoneidad de una coma o un punto. A veces es imposible sacar brillo a los endecasílabos de una estrofa que se ha declarado insurrecta. A veces es posible sentir el texto amputado o inacabado.

Trato de escribir poesía a puñetazos con la nada.