martes, 7 de octubre de 2014

COLLEJA




Ahora que tanto moderno de chupete y biberón y tanto hippie arrepentido escupen sobre su tumba queriendo distinguirse en su voz laudatoria, yo me atrevo a decir que Cortázar orina en los teclados de todos nuestros ordenadores, y en los de ellos más aún. 

Es uno de los escritores —narrador multiplanetario, poeta líquido, melómano buscón y politólogo cósmico— que más fulgor ocultan las lápidas de París.


Maestro Julio, estaré persiguiéndole hasta el final de mis días.





Juan de Dios García