Se quedan todos los comensales pensativos durante dos segundos, y entonces es cuando pasamos del vino a los cubatas.
lunes, 27 de enero de 2014
ALCOHOL
Con cierta
frecuencia, cuando el vino calienta las mejillas y las lenguas en una cena
amistosa, saltan temas peliagudos que en un contexto de sobriedad ni siquiera
serían sugeridos. Por ejemplo, el tema del patriotismo. En seguida intento
cerrar esta resbalosa cuestión para que la fiesta continúe por otros derroteros
más útiles de desinhibición y trompa libre, aunque debo reconocer que no soy
nada original respondiendo a la pregunta de qué entiendo yo por ser patriótico.
Simplemente copio a Albert Camus adaptándolo a mi circunstancia. «Mi patria es
la lengua española», digo.
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