Convocar,
explorar, ahondar en las cuestiones que rodean la existencia humana. Crecer
hacia dentro. Desafío perpetuo.
No es
importante para un escritor tener guardado o colgado en la pared el certificado
de una licenciatura. Puede hacerlo, pero no necesita cursar estudios reglados.
Un escritor, más que ningún otro amante de las palabras, escribe por placer,
con un impulso puro, por interés natural, sin normas ni programas prefijados.
No imagino otra manera de aceptar la delicadeza hiriente de Luis Cernuda, el
cristal poético de Roberto Juarroz.
Pasión literaria, con todo
lo que de porfiado y ruinoso conlleva esa pasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario